alrededores del MACBA, BARCELONA
fuente: propia
patio de la casa Tacheles, BERLÍN
fuente: propia
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Este movimiento urbano es una forma de vida, que nace en las ciudades, una cultura que normalmente se desarrolla en zonas de las urbes no muy favorecidas, donde tanto la fuente como el medio de expresión de los artistas es el mismo: la calle.
Es parte del Hip Hop y surge con los primeros grafiteros de Philadelphia, en los años 60, cuando un chico escribió su nombre en las paredes para conquistar a su chica.
Posteriormente, a toda esta cultura de la calle se le unió la música, el baile, la moda, el arte, etc.
A España llego bastante después, en el 84, mientras se daban las Olimpiadas en Los Ángeles.
Pero no fue hasta el 86, que se extendió la voz sobre unos chicos americanos que pintaban en los trenes, cuando empezó a movilizarse este fenómeno en nuestro país. Así hasta que, como con todo ocurre, llegó su decadencia en el 92, la gente ya se había olvidado de todo este arte callejero y había sido sustituido por otros estilos.
Desde mediados de los 90 empezó a resurgir, en algunos países más que en otros, y su situación dio un giro de 180 grados.
Se empezó a denominar Post-Graffiti, término que describe el trabajo de un conjunto heterogéneo de artistas que han desarrollado un modo de expresión artística en las calles, mediante el uso de diversas técnicas: plantillas, pósters, pegatinas, murales, instalaciones,… que se alejan del famoso graffiti.
Representaciones diversas comenzaron a darse lugar antes de la llegada de Internet, pero no es hasta la implantación de la red mundialmente y debido a su gran poder de difusión, cuando empiezan a ser conocidas y compartidas por millones de personas.
Por entonces esta tendencia ya iba encaminada a convertirse en el movimiento contra-cultural más importante desde el punk.
Por ejemplo, en el caso de las plantillas o stencil, a menudo con un mensaje político, que ya habían sido utilizadas en París en la segunda mitad de los años 60, no es hasta mediados de los 90 que empiezan a ser consideradas dentro del mismo movimiento o fenómeno, y adquieren importancia en diferentes partes del mundo. Gracias a la labor del artista Shepard Fairey, también diseñador gráfico estadounidense, que llego a ser mundialmente conocido por transformar la cara de un desconocido senador, Obama, en un icono reconocido a lo ancho y largo de este mundo.
fuente: pisoanternativo.com
Pero este chico ya conocía la fama, aunque en menor grado, cuando en 1989 plasmaba la imagen, repetida, de André el Gigante, un luchador de lucha libre de los 70 junto con la palabra “OBEY”. Lo hacia simplemente porque le gustaba el poder que eso representaba, un poder que crecía conforme mas gente conocía esa imagen, se preguntaban por ella, qué era, qué significaba, cuál era su función o quién la había puesto ahí, en la calle.
fuente: graffiti.org
Hoy en día su situación como artista es controvertida, por un lado lleva a cabo trabajos de diseño gráfico y publicidad con importantes empresas (PEPSI, ADIDAS o los Black Eyed Peas), y por otro lucha por no ser arrestado o se enfrenta a la justicia cuando lo es, por actos vandálicos, cuando incluso hoy en día con 40 años, plasma sus pósters por diferentes ciudades del globo. Siendo de esta manera un representante de la discusión sobre el papel del artista y su ideología en la sociedad capitalista en la vivimos.
Su estilo está basado en los carteles rusos de la era del comunismo, y en el arte pop y el cómic estadounidense. Su única intención es provocar.
Reivindica el espacio público como el sitio principal para la vida artística y cultural, proponiendo una crítica a la hegemonía estética y presencial de la publicidad, encabezada por las grandes corporaciones financieras.
El arte callejero, al integrar sus elementos en lugares públicos bastante transitados, pretende sorprender a los espectadores. Suele tener un llamativo mensaje subversivo que critica a la sociedad con ironía e invita a la lucha social, la crítica política o, simplemente, a la reflexión. Sin embargo, existe cierto debate sobre los objetivos reales de los artistas que actualmente intervienen el espacio público.
Para Carlo McCormick, escritor, crítico de arte contemporáneo y conservador, el arte urbano tiene que ver con la conquista del espacio callejero, la necesidad de apoderarse de un entorno que la publicidad, las grandes marcas y el mobiliario urbano nos ha robado. Las calles han sido tomadas por multinacionales que transmiten sus mensajes regular y repetidamente, en las que el grafitero o post grafitero rompe ese círculo utilizando pegatinas, spray, etc. y reclama la pertenencia de ese espacio público, de la calle, o como el mismo Carlo define, con la publicación del libro TRESPASS: HISTORIA DEL ARTE URBANO NO OFICIAL, “ de ese universo de cemento a un colectivo distinto, al que le importan un pito los mensajes emitidos por el gran hermano”, y destaca de ese soporte que puede ser usado sin fin, sin repetirse nunca, reivindicando eternamente.
Aunque ésto lleva un tiempo cuestionándose, desde prácticamente el comienzo del post-graffiti. Ya que son numerosos los que opinan que estos chicos tan idealistas se han convertido en aquellos a los que en un principio criticaban, los cuales aprovechan esa extroversión, la controversia, la osadía de los artistas para convertir esa rebeldía en una parte mas del sistema del arte. De manera que aquel mundo que en sus comienzos era hermético, insustancial, que provenía de lo más bajo, es ahora valorado millonariamente, objetivo de coleccionistas y galerías. Y los que antes salían a la calle a dejar su firma por doquier, apropiándose así de estas, y de todos los muros que encontraban a su paso, siguen disputándose las paredes, pero esta vez de los museos.
Los que son fieles a sus inicios afirman que el arte urbano está totalmente desvirtuado, que esa descontextualización es tóxica, que lo urbano no puede ser mediatizado sin perder su razón de ser.
Space Invader es otro de ellos, su nombre no nos es del todo conocido pero seguro que si su obra.
fuente: sistebbins.blogspot.com
Estos coloridos mosaicos representan a los marcianitos pixelados del mítico videojuego ochentero del mismo nombre, Space Invaders, creado por Toshihiro Nishikado.
El artista parisino que realiza estos iconos prefiere mantener su identidad en secreto, pero se sabe que nació en 1969 y su alias es Invader. Desde hace años se dedica a “invadir” y decorar rincones de todo el mundo con diferentes diseños de marcianos hechos con pequeñas baldosas de colorines, en un formato que es difícil de alterar, bien por las inclemencias climáticas o por la acción de cualquier persona.
Según palabras del autor eligió este icono porque “para mí es un símbolo de nuestra era, del nacimiento de la tecnología moderna que engloba videojuegos, ordenadores, Internet, teléfonos móviles, hackers y virus”, como nos comenta en su web.
El primer mosaico lo instaló en París en 1990, y durante ocho años fue el único, ya que no fue hasta 1998 cuando comenzó a hacerlo de manera periódica. Ésta, por ser su ciudad natal y en la que vive, es hasta hoy día la ciudad mas poblada por los Space Invader, pero durante estos años ha ido dejando su huella por mas de 40 ciudades, desde Katmandú a Los Ángeles, pasando por Barcelona.
El lugar donde emplaza sus creaciones no es aleatorio, sino que lleva un proceso y estudio, de una duración aproximada de una semana. El criterio que sigue para la selección puede ser estético, estratégico, conceptual, etc. Desde recónditos enclaves escondidos del público, a sitios enormemente visibles.
Además, diseña planos de las ciudades donde deja su huella, con las localizaciones exactas de los invaders, y los vende por Internet, ofreciéndonos así una nueva y divertida posibilidad de descubrir una ciudad.
Y aunque no tiene derechos ni autorizaciones para hacer esto a los lugares donde va, su obra cada vez esta mas reconocida y valorada, probablemente habrá ciudades interesadas en tener marcianos en sus muros, debido a la publicidad gratuita que se le da.
Con el auge del street art y la introducción consecutiva de este en los museos, como ya hemos comentado, Space Invader es otro más que ha pasado a la esfera del arte y a su comercialización. Haciendo que muchos fieles a la cultura urbana,que no han aceptado entrar en el ámbito de las galerías, coleccionistas, etc. lo tachen de vendido.
Otro de los artistas gráficos conocidos acusado también de vendido por sus compañeros, es Banksy. Es el pseudónimo de un artista británico, cuya identidad oculta.
Su trabajo son mayormente piezas satíricas sobre política, moralidad, etnias y cultura pop.
Banksy utiliza su arte urbano callejero para promover visiones distintas a las de los grandes medios de comunicación. Esta intención política detrás de su llamado "daño criminal" puede estar influida por los Ad Jammer, que son los adeptos de la cultura Jamming. Que se encargan de deshomogeneizar el arte ideado con fines económicos, dándole significados totalmente diferentes. El hilo común de las acciones que pertenecen a la cultura Jamming es principalmente ironizar sobre la naturaleza homogénea de la cultura popular. Y a veces se asocia al concepto de guerrilla de comunicación.
En Euskadi, por ejemplo, se popularizaron las camisetas "Nikez", parodiando a Nike, ya que NIK EZ, en euskera significa "Yo NO".
Hay varios temas que se repiten en la obra de Banksy: ratas, oportunidades de foto (lugares típicos donde los turistas desearían hacer una foto sin pintadas), soldados orinando, policías, etc.
Trascendió más allá del mundo del street art, más que nada por sus intervenciones en la TATE MODERN, donde colgaba sus propios cuadros en galerías dejando al visitante desconcertado. Se extendió por toda Inglaterra, organizaba exposiciones de si mismo, elevando este tipo de “vandalismo” a la categoría de arte. También el publicitado incidente en Disneylandia, donde dejó un muñeco ataviado como un prisionero de Guantánamo en uno de los lugares más transitados por los visitantes, aumentó su popularidad. Pero fue su trabajo en el muro de Gaza en 2005 (imagen inferior), lo que llevo a todo el mundo a preguntarse quién era ese hombre. Banksy dejó su marca con un sinfín de pintadas de carácter militante donde no dejaba títere con cabeza y que algunos radicales en Israel consideraron casi una declaración de guerra.
fuente: 2daysis2morrow.blogspot.com
Pero la clave en la mercantilización de este arte urbano fue la exposición que Banksy organizó en LA, donde mostró obras de gran controversia, que llamaron la atención de los medios, el público en general y famosos como Jude Law, Angelina Jolie o Brad Pitt, de una forma exagerada, ocasionando que en los siguientes días el concepto de street art creciera positivamente, y los profesionales del mundo del arte quisieran estar en este nuevo, millonario y atractivo mercado. Las obras de artistas callejeros ahora eran carísimas.
Entre algunas de las que Banksy incluyo en ese show destaca el elefante (real) pintado de rojo, camuflado, como manera de reivindicar como las personas no somos conscientes de la envergadura de lo que sucede delante de nuestras narices.
Ahora cualquier coleccionista que se precie debe tener un Banksy.
Su famosa cabina sangrando, atravesada por una flecha, encontrada en la esquina de un callejón de Londres, fue vendida en subasta por la cantidad de 455 mil dólares.
fuente:atelier.visionsofart.org
Las diversas opiniones que se generan en su contra van desde considerarlo un vándalo y un hipócrita, por estar trabajando para organizaciones como Greenpeace (cobrando), Puma o MTV, o para galerías de arte, a ser un apropiacionista que se dirige a un público no especializado ni crítico, además de un experto en Marketing y empresas. Acusaciones que no solo hacen los críticos y entendidos en la materia, sino también los perjudicados, y otros artistas y activistas, que como dije al comienzo, lo tachan de vendido, pero al ser anónima su identidad todas estas acusaciones quedarían sin efecto.
El mismo Banksy se defiende de los que le recriminan su actual posición afirmando que el street art no debe ser considerado como otro movimiento artístico mas, ya que ni recibe subvenciones, ni esta patrocinado por ricos, y que por sus fundamentos seria una vergüenza que acabase en las vitrinas de un museo o en las paredes de casas de gente poderosa que jamás tendrá problemas económicos.
Merece especial mención la obra de un grupo de artistas que llevan a cabo obras completamente diferentes entre si, con diferentes materiales y procedencia, distintos formatos, recursos y estilos, que hacen referencia al arte de la calle, a su música, en definitiva a la cultura urbana.
Estos surgieron a comienzos de la década de los 90. Eran un grupo de jóvenes, mayormente adolescentes, norteamericanos, que venían de la calle, de un barrio obrero, con al economía justa para salir adelante y sin estudios, pero que crearon un estilo que les llevo a ser considerados como una de las mejores generaciones de artistas estadounidenses de las últimas décadas, y cuyo principio fundamental, aplicado en todo lo que realizaban, fue el lema punk del DIY “DO IT YOURSELF” (hazlo tu mismo).
Hace dos décadas Aaron Rose, el creador, empezó a construir lo que acabaría siendo un homenaje a su generación, que él denominó, en honor a una canción de Leonard Cohen, BEAUTIFUL LOSERS. Y bajo ese pseudónimo plasmaron su estilo artístico en todo lo que hacían, que no era sino el reflejo de su vida en la calle.
Éste viajo con tan solo 18 años, en 1984, a NY con su grupo de música y una furgoneta destrozada, donde quedó atrapado por el downtown de los noventa y empezó a conocer a pintores, diseñadores, ilustradores. Así fue como se introdujo en la cultura del graffiti.
En 1992 conoció a una chica que tenía una tienda en un rincón de Nueva York, una especie de sótano sucio. La calle donde se encontraba el local era un lugar de concentración de heroinómanos, por lo que el alquiler del mismo era muy barato. Y a él y sus amigos les merecía la pena, vivieron ahí unos meses, organizando fiestas, montando exposiciones con artistas de cualquier ámbito, y concentrando así a multitud de vecinos, todo ello de manera casual, no intencionada, no fue premeditado, pero de repente aquello se convirtió en un negocio, la Alleged Gallery.
Ninguno era consciente de la envergadura de lo que estaban llevando a cabo, los medios empezaron a interesarse por aquello. Uno de los acompañantes de Aaron en su andadura inicial en este mundo, fue el ahora archiconocido fotógrafo de moda Terry Richardson. O el director de cine Larry Clark, polémico realizador de “Kids” o “Paranoid Park”; también Evan Hecox, un diseñador que a posteriori iniciaría la legendaria revista “Art Prostitute”; Ed Templeton legendario skater reciclado a fotógrafo o Mike Mills, diseñador, ilustrador, dibujante y director de cine.
Son numerosos los artistas que pertenecen a Beautiful Losers, entre ellos se encuentra Barry McGee, que se unió posteriormente a la creación del movimiento, y es un grafitero cuyo trabajo esta basado en gran medida en un visión un tanto pesimista de la experiencia urbana, que él afirma estar llena frustraciones, adicciones y males, siempre tratando de evitar el constante bombardeo de la publicidad.
Margaret Killgallen
Barry McGee
fuente: eukaretz.blogspot.com
Sus pinturas son muy icónicas, predominan las figuras centrales sobre fondos abstractos. También ha pintado retratos de personajes callejeros en botellas vacías, latas, o vehículos destrozados.
Influyó mucho en su época, popularizó el uso de gotas de pintura como técnica de diseño gráfico. Así como fue uno de los primeros de llevar la técnica del graffiti, a las paredes de las galerías, simulando escenas de la naturaleza.
Por último destacar a McFetridge, el cual creció en los años 70, influenciado también por las características del graffiti y la cultura urbana. Sus trabajos se caracterizan por la primacía de las figuras abstractas, de cuerpos mutilados, objetos y animales que se juntan para crear una obra lógica. A la vez, ha sido reconocido por unir tanto el diseño comercial con el arte, dándole a cada una de las campañas que realiza un toque abstracto y de simpleza.
Aunque la lista es muy larga: Thomas Campbell, Cynthia Connolly, Chris Johanson, Harmony Korine, Clare E. Rojas, Tobin Yelland, Glen E. Friedman, Ari Marcopoulos, Raymond Pettibon, etc.
Desde los comienzos casi todos elaboraron trabajos contrarios a las tendencias académicas. Por ello tuvieron que desarrollar vías alternativas de comunicación y distribución de su trabajo. Ya que las utilizadas por el resto de artistas convencionales les rechazaban.
Lógicamente se vieron influenciados por las expresiones que en aquel entonces, e incluso hoy en día, invaden las urbes, todo lo que esta subcultura juvenil engloba. Además fueron numerosos los artistas ya reconocidos de los que poco a poco iban absorbiendo conocimiento e ideas, algunos ejemplos son Keith Haring, Jean Michel Basquiat y Futura 2000, cuyo nexo común eran las calles de Nueva York. Y por supuesto el POP ART, o arte popular, con sus Warhol, Jasper Johns o Robert Rauschenberg.
Fue tan solo hace unos años cuando el sistema del arte los ha reconocido, más que nada por su influencia en el mundo de la moda, la música, la literatura, el cine, y gracias a la popularidad del skate, el deporte también. Antes de que pusiesen sus obras al servicio del mercado del arte, se encargaban de sus propias publicaciones, revistas periódicas y comercializaban sus propios productos.
En definitiva el arte de la calle hoy día no es tan diferente de cualquier otra manifestación artística. El mercado del arte, las grandes compañías y las agencias de publicidad saben lo que street art, significa. Lo que antiguamente se consideraba transgresor ahora es el condimento perfecto para una buena campaña publicitaria o de marketing, para un éxito comercial y artístico. Ellos lo saben y los artistas que se dedican a ello también.
En el arte urbano la calle esta dejando de ser fuente y soporte para algunos.
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